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Posicionamiento de San Pascual

Priorización del análisis DOFA

El diagnóstico sobre el barrio San Pascual muestra cómo la comunidad ha sabido reconocer sus retos y convertirlos en oportunidades. La organización y gestión comunitaria son una de sus mayores fortalezas, incluso frente a la intermitencia institucional.​ La necesidad de fondos para proyectos sostenibles se presenta como una oportunidad para impulsar las iniciativas locales, pues ayudan a contrarrestar la falta de financiamiento propio y fortalecen la capacidad del barrio para desarrollar acciones con impacto positivo.  En suma, hay un escenario sólido para el desarrollo comunitario, donde la colaboración, el compromiso y la creatividad se convierten en motores del cambio. Sin embargo, es necesario seguir trabajando en la mitigación de amenazas como la inseguridad y la especulación inmobiliaria, que pueden afectar la permanencia de los habitantes y el valor patrimonial del territorio.

Se vive el cambio desde el corazón de Cali

​San Pascual emerge como un barrio lleno de vitalidad, donde la unión comunitaria y el amor por el territorio se convierten en su mayor fortaleza. En un contexto de transformación urbana, destaca por su capacidad de organización, por la manera en que sus habitantes se articulan para cuidar su entorno y mantener viva su identidad. Aunque existen desafíos, como los recursos limitados o la inestabilidad institucional, la comunidad los enfrenta con creatividad y resiliencia. Gracias al acceso a nuevas oportunidades y proyectos sostenibles, San Pascual florece como un ejemplo de renovación desde adentro, un barrio que inspira y se reinventa sin perder su esencia.

La construcción de un territorio en transformación

El posicionamiento del barrio San Pascual busca resaltar sus virtudes, su historia y su potencial como un territorio en transformación. Sin embargo, para construir una imagen sólida y coherente, también es importante reconocer los aspectos críticos que hacen parte de su realidad. El análisis DOFA muestra debilidades como la limitada disponibilidad de recursos propios y la dependencia de apoyos institucionales, además de amenazas relacionadas con el crecimiento urbano acelerado y los cambios que este puede traer para la comunidad, como el aumento de los costos de vivienda o la pérdida de identidad local. Reconocer estas tensiones no debilita el posicionamiento, sino que lo hace más honesto, al mostrar un territorio consciente de sus retos y capaz de enfrentarlos desde la resiliencia y la acción colectiva.

En este contexto, las formas de representar a San Pascual deben incluir también las imperfecciones del barrio: las zonas deterioradas, los muros envejecidos, los espacios en disputa y la falta de infraestructura. Estos elementos deben asumirse como oportunidades para resignificar el territorio, recuperar la memoria y fortalecer los lazos comunitarios. Mostrar lo que no es perfecto le da autenticidad a San Pascual y proyecta una imagen más humana y cercana, que reconoce que los procesos de transformación parten tanto de las fortalezas como de las dificultades.

El filósofo de la vida urbana Paul Virilio (2011) advierte que la aceleración tecnológica y las reformas urbanas convierten las ciudades en espacios de vulnerabilidad y desconexión. Algo similar ocurre en San Pascual, donde el proceso de renovación apareció de súbito para luego caer en letargo, sin tener en cuenta la vida y los ritmos comunitarios. La amenaza de perder la identidad barrial frente al crecimiento urbano refleja esa tensión entre la relativa velocidad del progreso y la necesidad de conservar los vínculos humanos e históricos con el lugar.  

La comunidad de San Pascual actúa como un contrapúblico que resiste las lógicas dominantes del desarrollo urbano. Mientras muchos asocian el progreso con la verticalización y la rapidez, el barrio defiende un modelo más participativo, lento y humano. A través de sus relatos visuales y mediáticos, busca reconstruir su imagen pública y contrarrestar los estigmas del pasado. En este proceso, conservar el nombre, los símbolos y la memoria del barrio se convierte en una forma de resistencia cultural, una manera de afirmar su identidad y mantener viva su historia en medio de una ciudad que altera el entorno sin fórmula de continuidad, que demuele para abandonar los escombros, que carece de políticas eficaces para humanizar el cambio.

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Ciudad pánico

Virilio, P. (2006). Ciudad pánico: El afuera comienza aquí. Paidós.

Paul Virilio

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